Matthew Whitaker, embajador de Estados Unidos en la OTAN designado durante la presidencia de Donald Trump, ha reiterado la postura de Washington respecto al nuevo marco de inversión en defensa pactado en la reciente cumbre de La Haya. En sus declaraciones, Whitaker ha insistido en que no existe ninguna excepción para España en el compromiso que asumieron los 32 aliados de la Alianza Atlántica, incluido el Gobierno de Pedro Sánchez. “Todos los aliados acordaron hacerlo. No hubo excepciones ni salvedades. Los 32 aliados aceptaron el mismo acuerdo”, subrayó en referencia al objetivo colectivo de destinar el 5% del PIB a Defensa, desglosado en un 3,5% para inversión militar directa y un 1,5% adicional para gastos relacionados con la defensa en sentido amplio, como infraestructuras estratégicas.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha defendido en una reciente entrevista que España “ha llegado al 2% al que se comprometió” y considera que este nivel “ya responde sobradamente a las capacidades que pide la Alianza”. Sin embargo, tanto Whitaker como el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, han manifestado que este esfuerzo resulta aún insuficiente ante el actual contexto de amenazas emergentes y ante la necesidad de garantizar la modernización y la innovación dentro del bloque defensivo.
A diferencia de las advertencias directas emitidas días atrás por Donald Trump, que llegó a amenazar con una posible expulsión de España de la OTAN, el embajador estadounidense ha optado por no insistir en ese escenario. De hecho, la Alianza Atlántica no dispone de ningún mecanismo formal para expulsar a un Estado miembro, pero Whitaker ha dejado claro que Washington espera el cumplimiento íntegro de los compromisos asumidos, y que la credibilidad y la preparación de la OTAN para el futuro dependen de una inversión adecuada y homogénea.
Seguimiento del Pacto de la Haya
Los ministros de Defensa de los 32 Estados de la Alianza, entre ellos la ministra española Margarita Robles y el secretario de Guerra estadounidense Pete Hegseth, abordarán esta semana en Bruselas los progresos realizados desde la firma del pacto en La Haya. Será la primera vez que se evalúe formalmente la capacidad de cada país para adaptarse a las nuevas exigencias, especialmente en lo que respecta a innovación y modernización militar.
Whitaker ha resaltado el papel disuasorio de la OTAN e insiste en que la estabilidad colectiva pasa por un esfuerzo de inversión equitativo entre los distintos gobiernos nacionales. “La OTAN ha garantizado la paz en territorio aliado durante 76 años. Pero el mundo es demasiado peligroso como para dar la seguridad por sentada”, recordó el embajador, mientras enfatizaba que el fortalecimiento financiero de la defensa colectiva es esencial para proteger a los mil millones de habitantes bajo su paraguas.
En suma, el debate sobre la contribución real de España a la seguridad europea y transatlántica se encuentra más vivo que nunca, y la presión internacional para aumentar el gasto militar se mantiene como uno de los principales retos políticos para el Ejecutivo de Pedro Sánchez en el plano internacional.