Diplomacia

Marco Rubio impulsa en la Casa Blanca el bloqueo total a los contactos con el chavismo

Donald Trump ha instruido a Richard Grenell, su enviado a Venezuela, para cortar todo contacto con el Gobierno de Nicolás Maduro, mientras Washington incrementa la presión militar y diplomática sobre Caracas con el objetivo de aislar al chavismo en el contexto de una crisis regional

El secretario de Estado, Marco Rubio, en una fotografía de archivo. Foto: ©JAXPORT/ Flickr.

Donald Trump sella el fin de los contactos diplomáticos entre su administración y el Gobierno de Nicolás Maduro en un contexto de creciente tensión militar entre Estados Unidos y Venezuela. El presidente estadounidense ha encargado a Richard Grenell, su enviado especial para Venezuela, que ponga fin a cualquier tipo de acercamiento con las autoridades chavistas, según informaron fuentes oficiales citadas por The New York Times. Esta decisión coincide con una notable intensificación de las operaciones estadounidenses en el Caribe y afianza la línea dura impulsada por Trump contra el Ejecutivo venezolano.

La instrucción, transmitida el jueves pasado, se produce en plena escalada de acciones militares y retórica confrontativa. En las últimas semanas, el propio Trump afirmó estar preparado para incrementar la presión, tras un periodo de operaciones militares extrajudiciales contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico procedentes de Venezuela. El mandatario, durante la celebración del 250º aniversario de la Marina estadounidense, insinuó la posibilidad de ampliar la ofensiva, incluso con acciones terrestres, y recalcó que Washington considera a los cárteles de droga como “combatientes ilegales”.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, respaldó la estrategia presentando una nueva operación militar cerca de las costas venezolanas. Según la versión estadounidense, una lancha fue atacada y cuatro personas murieron, aunque las autoridades no han aportado pruebas concluyentes sobre la identidad de los tripulantes ni la naturaleza de la carga. En total, al menos 21 personas han fallecido en acciones similares en las últimas semanas; Washington sostiene que se trata de “narcoterroristas”, aunque no se han publicado pruebas independientes al respecto.

Presión económica y simbólica

Trump también reforzó la presión económica y simbólica, al duplicar el Departamento de Justicia la recompensa ofrecida por pistas que faciliten la detención de Maduro, fijándola en 50 millones de dólares. El presidente venezolano, que mantiene su autoridad pese a las dudas sobre la legitimidad de su último mandato, permanece en el punto de mira de la administración estadounidense, que lo vincula con organizaciones consideradas terroristas por el Departamento de Estado.

Dentro de la Casa Blanca, figuras clave como Marco Rubio impulsan posturas orientadas a lograr un cambio de régimen en Caracas, considerando a Maduro un “fugitivo de la justicia” y promoviendo alternativas militares y diplomáticas para forzar su salida del poder. Esta táctica, que prioriza las acciones directas y la presión máxima, ha marginado las vías de diálogo. En este clima, la labor diplomática de Richard Grenell, quien en enero declaraba que “hablar es una táctica”, ha quedado invalidada tras el giro ordenado por Trump.

La estrategia impulsada desde Washington apunta a rediseñar su relación con Venezuela bajo el prisma de la seguridad nacional, con foco en el combate al narcotráfico y el aislamiento político del chavismo. El futuro inmediato parece encaminado al refuerzo de la presión internacional, mientras la vía diplomática queda, por el momento, aparcada.

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