La OTAN y los líderes europeos avanzan hacia una defensa integral con el diseño de un “muro antidrones” en el flanco oriental, buscando responder a la creciente amenaza de incursiones rusas y consolidar una arquitectura disuasoria adaptada a los nuevos retos de seguridad en la región. La reciente penetración de drones rusos en espacio aéreo polaco, que desencadenó una acción coordinada sin precedentes de cazas aliados y del propio ejército francés en el este de Europa, ha evidenciado la urgencia de reforzar los sistemas de alerta temprana y la capacidad de respuesta ante la guerra híbrida impulsada desde el Kremlin.
El plan, apoyado públicamente por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y promovido por líderes como Andrius Kubilius, comisario europeo de Defensa, plantea una red de vigilancia basada en drones de reconocimiento, sensores, satélites e inteligencia artificial, capaces de detectar y neutralizar amenazas antes de que alcancen infraestructuras críticas o núcleos de población. Este proyecto responde a la presión de países del Báltico, Finlandia y Polonia, que solicitaron mayor implicación financiera y estratégica de Bruselas en el ámbito de la defensa.
Nueva doctrina y rearme europeo
La iniciativa –que aún no cuenta con un presupuesto cerrado y requerirá actualizaciones continuas para no quedar obsoleta– pretende no solo cubrir todo el flanco entre Noruega y Polonia, sino también sentar las bases de una nueva doctrina defensiva y de cooperación industrial entre la OTAN, la UE y actores clave como Ucrania. La Unión Europea, de hecho, planea una Alianza de drones junto a Kiev, dotada con alrededor de 6.000 millones de euros, fortaleciendo así la transferencia tecnológica y la resiliencia frente a tácticas de enjambre cada vez más sofisticadas implementadas por Rusia sobre suelo ucraniano.
Francia, además, sigue incrementando su presencia material y operativa en la zona, mientras Alemania y otros Estados Miembros se suman a una política de rearme que favorece el desarrollo de industrias propias frente a la dependencia exterior. Al mismo tiempo, Estados Unidos continúa exigiendo crecimientos sostenidos en los presupuestos de defensa europeos, en respuesta a las brechas logísticas y tecnológicas que la guerra en Ucrania ha dejado al descubierto.
Iniciativas militares
Este afán de rearme y concertación europea será objeto de nuevas discusiones entre jefes de Estado y de Gobierno en la cumbre de Copenhague programada para octubre, donde se evaluará no solo el muro de drones, sino también otras iniciativas destinadas a blindar la seguridad continental en un entorno marcado por la volatilidad estratégica y la transformación digital del campo de batalla.
Ante estos desafíos, Von der Leyen subraya la necesidad de dotar a Europa de medios estratégicos independientes y reforzar la vigilancia espacial en tiempo real, de modo que “ningún movimiento pase desapercibido”. Mientras tanto, la OTAN adapta su despliegue y amplía la presencia de cazas y sistemas antidrones dentro del nuevo programa Centinela Este, reafirmando que la integración de capacidades tecnológicas avanzadas será clave en el concepto de defensa común occidental.