Las autoridades de Nicaragua han decidido retirar la nacionalidad de 94 nicaragüenses, algunos de ellos con gran eco público fuera de las fronteras del país. Se trata, por ejemplo, de los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli, así como al obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, con lo que suman 317 en la última semana, incluido el obispo Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión tras negarse a su destierro por el Gobierno del presidente Daniel Ortega a territorio estadounidense.
La orden, leída el miércoles por el magistrado presidente del Tribunal de Apelaciones de Managua, Ernesto Rodríguez, afecta a los nicaragüenses que viven en el exterior, pero también a algunos que aún residen en el país. “Soy nicaragüense por la gracia de Dios… si creen que me van a poner de rodillas, están enredados. ¡Viva Nicaragua!”, el periodista Álvaro Navarro, que se encuentra en este nuevo grupo nicaragüenses declarados apátridas.
Los 94 nicaragüenses despojadas de su nacionalidad recibieron acusación por delitos de «traición a la patria». La Unión Europea reclamó este jueves al régimen de Daniel Ortega que dé marcha atrás en la decisión “injustificable” de desterrar a una parte de sus ciudadanos.
En un comunicado, la diplomacia europea señala que esta decisión “constituye una violación de sus derechos fundamentales y es una violación del Derecho internacional” y tras tachar de “injustificable” este paso, avisa de que estas acciones corren el riesgo de “profundizar el aislamiento internacional de Nicaragua”.
“La UE hace un llamamiento a las autoridades nicaragüenses para que reviertan de inmediato estos pasos y cesen la persecución y las represalias contra los disidentes y los defensores de los Derechos Humanos”, insistió el comunicado.