El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha acelerado la entrega de ayuda militar a Ucrania en lo que podría ser su tramo final en el cargo, a medida que las elecciones presidenciales de 2024 se acercan. En una reunión clave celebrada en la Casa Blanca el 26 de septiembre de 2024, Biden y su vicepresidenta, Kamala Harris, reiteraron el «interés estratégico» de Estados Unidos en apoyar a Ucrania, subrayando que esta asistencia no es simplemente un acto de solidaridad, sino una cuestión de seguridad para el país norteamericano. Esta visita del presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se enmarca en el contexto de una guerra que ha colocado a Ucrania en el centro de las tensiones geopolíticas globales y de la política interna de EE. UU., especialmente con las críticas del expresidente y candidato Donald Trump, que ha prometido finalizar la guerra en «un solo día».
A pesar del anuncio de nuevas medidas de apoyo a Ucrania, incluidas ayudas por valor de 8.000 millones de dólares en armamento adicional, Biden descartó la posibilidad de permitir a Kiev el uso de misiles de largo alcance para atacar dentro del territorio ruso. Este era uno de los objetivos clave de la visita de Zelenski, pero la administración estadounidense teme que autorizar tales ataques podría escalar peligrosamente el conflicto con Rusia. Según Karine Jean-Pierre, portavoz de la Casa Blanca, el uso de estos misiles no se considera una medida que altere significativamente el curso de la guerra, y podría provocar una reacción agresiva por parte del Kremlin.
Compromiso con Ucrania
Durante la reunión en el Despacho Oval, Biden fue claro en su postura: «Rusia no prevalecerá en esta guerra», reiterando su compromiso con la victoria de Ucrania. Por su parte, Zelenski presentó su «plan de victoria», que se cree incluye propuestas como la incorporación de Ucrania a la OTAN en 2025 y la autorización para emplear misiles de largo alcance, algo que aún no ha sido aprobado por Washington. Harris, en sus declaraciones, subrayó que la asistencia a Ucrania responde a los intereses estratégicos de Estados Unidos, marcando un contraste claro con los planteamientos de Trump y otros republicanos que han cuestionado la necesidad de seguir apoyando al país invadido.
La política nacional en Estados Unidos
La política interna de Estados Unidos juega un papel cada vez más importante en la ayuda militar a Ucrania. Trump ha criticado duramente la ayuda militar a Kiev y ha insinuado que, de regresar a la Casa Blanca, obligaría a Zelenski a aceptar un acuerdo de paz que podría implicar la cesión de territorios a Rusia, una propuesta que Harris calificó de «rendición» y «peligrosa». Esta postura de la administración demócrata se enfrenta a la creciente oposición republicana, representada por figuras como Mike Johnson, presidente de la Cámara de Representantes, y el propio Trump.
El paquete de ayuda anunciado por Biden incluye sistemas avanzados de defensa aérea, municiones y, por primera vez, bombas planeadoras JSW, con un alcance de hasta 130 kilómetros. Además, se proporcionarán más sistemas de defensa Patriot y se ampliará el programa de formación para que los pilotos ucranios puedan operar aviones F-16, con un primer grupo de 18 pilotos que se completará en 2025.
Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, Zelenski enfrenta crecientes dificultades para mantener el apoyo bipartidista en Washington. Las recientes críticas de los republicanos, en particular tras su visita a una fábrica de municiones en Pensilvania, han generado tensiones. El líder de la Cámara, Mike Johnson, acusó a Zelenski de involucrarse en la política interna de Estados Unidos al no invitar a representantes republicanos a eventos clave durante su visita, lo que ha exacerbado la división política sobre el apoyo a Ucrania.
