El pasado miércoles, el ejército nigerino derrocó al presidente Mohamed Bazoum, un aliado de Occidente en la lucha contra el terrorismo islamista en el Sahel. El general Abdourahmane Tchiani, que lideró el golpe, se autoproclamó nuevo jefe del Estado y prometió restaurar la democracia. Sin embargo, muchos temen que el golpe de Estado abra la puerta a la oportunidad de una mayor influencia del Grupo Wagner y Rusia en Níger.
Desde Mali en el oeste hasta Sudán en el este, un notable cinturón africano ahora está bajo el control de regímenes militares. En muchos de estos países, el Grupo Wagner tiene una presencia notable y creciente. Antes del golpe, Níger se destacaba como una de las pocas democracias en el cinturón del Sahel y era uno de los escasos lugares en esta región donde el Grupo Wagner no tenía influencia.
El presidente de Níger, reconocido como un aliado esencial de Occidente en la batalla contra milicias islamistas, fue desafiante tras el anuncio del golpe, pero está actualmente detenido por su propia guardia. El jefe del ejército ha respaldado la toma militar, y el general Tchiani, líder del golpe, se ha proclamado como el nuevo jefe de Estado de Níger.
La oportunidad de Rusia en Níger
Níger era uno de los pocos países del Sahel donde el Grupo Wagner no estaba presente, debido a la estabilidad democrática y la cooperación con Occidente. Pero ahora que el ejército ha tomado el poder, se desconoce si el nuevo gobierno buscará acercarse a Rusia y al Grupo Wagner, o si mantendrá su alianza con Francia y Estados Unidos.
El golpe de Estado en Níger ha generado una gran preocupación internacional, ya que puede tener consecuencias para la seguridad y la estabilidad de toda la región. El Sahel es una zona azotada por la pobreza, el cambio climático y la violencia de grupos extremistas como Al Qaeda o Estado Islámico. La presencia del Grupo Wagner puede agravar aún más la situación, al fomentar conflictos armados y violaciones de los derechos humanos.