El Banco Central Europeo pisa el acelerador y endurece el precio del dinero en niveles desconocidos para la zona euro desde 2009. La organismo comunitario presidido por Christine Lagarde continúa su cruzada contra la inflación. La decisión de subir los tipos de interés busca impulsar la relajación del consumo y por tanto, un endurecimiento de la financiación. Los consumidores se enfrentan desde hace meses a precios récord de los combustibles y la crisis energética amenaza con empujar a los países de la zona euro a una recesión, tal y como avisan distintos organismos desde hace semanas.
La descontrolada subida de precios de la zona euro ha llevado al Banco Central Europeo a subir los tipos de interés en 75 puntos, y sitúa la tasa en el 2%, una decisión que puede encarecer las hipotecas. En un contexto macroeconómico volátil, Lagarde ha señalado que el BCE prevé seguir subiendo los tipos para devolver la inflación al objetivo del 2%.
Los consumidores se enfrentan desde hace meses a precios récord de los combustibles
Este jueves, el Consejo de Gobierno del BCE ha anunciado, que, a pesar del riesgo de recesión económica, realiza esta maniobra para contener una inflación que «sigue siendo excesivamente elevada» y que alcanzó en septiembre el 9,9% en la zona del euro, impulsada por el encarecimiento de la energía y los alimentos, según Eurostat.
Las hipotecas, afectadas
Una de las consecuencias más inmediatas se ve en las cuotas de las viviendas. Con la subida de tipos, «España tiene un problema mayor comparado con otros países europeos: las hipotecas», señala Sébastien Senegas, responsable de Iberia y Latam en Edmond de Rothschild AM, según publica La Vanguardia.
Con la subida de esta semana y otra prevista en diciembre, el BCE se está dando margen para hacer una pausa a principios de 2023, cuando los efectos a largo plazo de la crisis del gas y el petróleo rusos serán más evidentes, según Lale Akoner, estratega de mercado sénior en BNY Mellon Investment Management. Unos efectos que se notarían mucho más si el Viejo Continente sufre un invierno particularmente frío y se «resiente por una aplicación deficiente de los topes al precio de la energía minorista».